Los ex participantes de Gran Hermano, Martín Ku y Nicolás Grosman, se encuentran en el centro de una grave polémica luego de haber promocionado en sus redes sociales una supuesta “oportunidad laboral” para jóvenes de entre 18 y 22 años en Rusia. Lo que en principio parecía una colaboración comercial común despertó una fuerte preocupación entre usuarios y especialistas, al punto de que fueron acusados de estar vinculados con una red de trata de personas encubierta como agencia de trabajo.
Ante la creciente alarma, el activista Pablo Salum, reconocido por su lucha contra las organizaciones coercitivas y sectas, tomó cartas en el asunto y presentó una denuncia formal para que se investigue a fondo el caso. “Radicamos una denuncia formal para que se investigue si detrás del ofrecimiento laboral de los ex participantes de Gran Hermano, Martín Ku y Nicolás Grosman, podría estar operando una organización coercitiva, posiblemente una secta con vínculos entre Argentina y Rusia”, escribió en su cuenta de X (antes Twitter).
En el escrito judicial presentado por Salum se advierte que el contenido promocionado “podría estar vinculado con conductas típicas del delito de trata de personas en su modalidad de captación de mujeres con fines de explotación en el extranjero”. Además, compartió públicamente parte de la denuncia y remarcó: “Esta es la denuncia penal contra los ex Gran Hermanos Martín Ku y Nicolás Grosman por estar vinculados a una aparente organización coercitiva secta tratante rusa dedicada a captar víctimas vulnerables en la región”.
Hasta el momento, ninguno de los involucrados se expresó en profundidad tras la denuncia judicial. Sin embargo, días antes de que se formalizara la presentación, ambos influencers publicaron un comunicado en sus redes sociales para intentar aclarar su posición. “Fuimos convocados con Nicolás por una agencia para participar en una campaña de promoción internacional. Nos presentaron una propuesta profesional clara, con objetivos definidos y un contexto que, en todo momento, se mostró como una experiencia educativa y laboral”, aseguró Ku en su cuenta de Instagram.
Y agregó: “Aceptamos y cumplimos con nuestra parte como creadores de contenido, mostrando lo que vimos y vivimos viajando a Rusia. En ningún momento fuimos advertidos ni tuvimos conocimiento de ningún tipo de irregularidad. Nuestro rol fue el de comunicar una experiencia desde lo que se nos presentó estando allá”.
La Justicia deberá ahora determinar si los vínculos que rodean esta campaña publicitaria esconden un entramado más complejo que podría involucrar delitos graves como el tráfico y la explotación de personas.
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