En su segunda visita a España en menos de una semana, el presidente Javier Milei encadenó encuentros con la ultraderecha local, expuso en un foro financiada por una plataforma de criptomonedas, recibió un premio de relevancia dudosa, charló con el exfutbolista Diego Simeone e intercambió información con un empresario argentino afín a La Libertad Avanza. No hubo bilateral con Pedro Sánchez, tampoco con la realeza y recién para hoy, antes de regresar a Buenos Aires, se cruzará fugazmente con empresarios con inversiones en la Argentina.
El nuevo escándalo de corrupción que golpea al gobierno del PSOE le sirvió a Milei para retomar su cruzada contra el socialismo, aunque se contuvo de profundizar sus críticas contra el presidente español a pesar de la insistencia del auditorio del “club de los viernes”, una organización que dedica con frecuencia insultos a políticos y periodistas y que llamó “rata” a Sánchez, según el diario El País. Allí, sintiéndose local, Milei reivindicó sus logros económicos, sobre todo el control de la inflación y el levantamiento del cepo cambiario, y se jactó de ser “el mejor gobierno de la historia”. Al show autocelebratorio reforzó su intención de ir en 2027 por la reelección.
Al discurso del exitisimo económico en Madrid delante de Jesús Huerta de Soto, a quien el libertario considera como su maestro sobre los postulados anarcocapitalistas, le precedieron cuatro días intensos y emotivos en Israel. Milei reforzó en Jerusalén su alineamiento con el Estado judío y se abrazó a Benjamin Netanyahu en el momento de mayor cuestionamiento global al primer ministro israelí.
Netanyahu afronta cuestionamientos de sus aliados en el gobierno israelí y está aislado diplomáticamente, acusado de crímenes de guerra y violación del derecho internacional humanitario en la franja de Gaza. Uno de sus ministros no ayudó esta semana al pronosticar “la destrucción total” de Gaza, una zona que está bloqueada del suministro de ayuda humanitaria desde hace más de dos meses. Este episodio acentuó el alejamiento de la Unión Europea con respecto a la política de Netanyahu con los palestinos. Hasta Donald Trump abrió un paréntesis en la relación al visitar hace un mes el Golfo Pérsico y decidir no pisar suelo israelí. La visita de Milei fue “como un salvavidas diplomático en medio del creciente aislamiento”, reflejó en un artículo el diario Jerusalem Post, de centroderecha.
El jueves pasado, después de despedir a Milei, que siguió con su gira para una nueva escala en España, Netanyahu ordenó el bombardeo a Irán para destruir las instalaciones del plan nuclear, lo que activó una alerta mundial de consecuencias hasta ahora impredecibles.
Durante sus cuatro días en Israel, Milei evitó referirse a los asuntos domésticos que no tengan que ver con el combate al terrorismo y el antisemitismo. Evitó el diálogo y el intercambio con los enviados especiales de LA NACION, Clarín e Infobae y hasta se les negó el ingreso a las actividades oficiales. En cambio, participó de esos actos casi con exclusividad Javier Negre, un empresario español que compró en la Argentina la mitad de La Derecha Diario, un medio libertario. Negre, que se movió durante la gira casi como uno más de la comitiva, fue el que organizó el foro en Madrid que financió una plataforma de criptomonedas. En el Gobierno dijeron a LA NACION que Negre no viajó en el avión con la comitiva presidencial. Negre seguiría hoy en Israel, según el registro de sus redes sociales.
Al evitar a la prensa, Milei eludió cualquier respuesta sobre la condena a la expresidenta Cristina Kirchner, aunque hizo solo una ligera mención durante un acto y en conversaciones privadas. Tampoco dio detalles del memorándum con Israel, que va más allá de la lucha contra el terrorismo, tal como contó Elisabetta Piqué en su cobertura.
Calló el Presidente también sobre cómo sería la mudanza en 2026 de la embajada argentina de Tel Aviv a Jerusalén, que de acuerdo a una resolución de la ONU de 2017 debería ser una ciudad internacional administrada bajo su supervisión, tal como se establece en resoluciones anteriores. Detrás del apretón de manos con Netanyahu surgen todavía algunas interrogantes.