Después de casi tres meses de medidas de fuerza, la lucha del hospital pediátrico de alta complejidad; con casi 7.000 trabajadores, entre personal de planta, residentes y becarios; y el más importante de Sudamérica en su tipo, el reclamo atraviesa un nuevo momento a partir de la multitudinaria movilización llevada adelante el pasado 17 de julio, en Plaza de Mayo y decenas de ciudades del interior del país. En este artículo aportamos elementos de análisis y algunas coordenadas para el momento en el que estamos ingresando.
Lo más importante de este punto de quiebre es que, ingresando en el tercer mes de conflicto, la política del gobierno de Milei y el ministro Lugones ha fracasado de manera recurrente, en sus intentos por demorar la resolución del conflicto y por esa vía evaporar la fuerza del reclamo. Desprestigiar la lucha con campañas de fake news y calumnias con datos falsos, confusiones y otras maniobras típicas del gobierno libertario, y finalmente el propósito de aislar el reclamo. Nada de eso ocurrió. De hecho, la tónica de los conflictos en la medida en que se prolongan tiende a ser que van perdiendo fuerza. Sin embargo, en la Plaza del último jueves, los trabajadores y trabajadoras del hospital protagonizaron, en unidad, con decenas de organizaciones y personas individuales, la convocatoria multitudinaria más importante de la historia del hospital.
Por eso, con ese impulso hay un nuevo estímulo en el equipo de salud. Se amplifica la solidaridad, la simpatía, y efectivamente el gobierno nacional recibió un golpe contundente en el intento por derrotar el planteo básico que está en juego que finalmente no es otro que defender el Garrahan, evitar el vaciamiento, y reclamar presupuesto para recomposición salarial. Además, de poder seguir haciendo lo que mejor sabe el equipo de salud que es cuidar la salud de las infancias con las enfermedades más complejas de todas.
¿A qué se enfrenta el Garrahan?
La lucha que estamos analizando tiene como base un reclamo muy elemental, sin embargo, por la etapa que transita el país como así también la naturaleza del gobierno nacional, está poniendo en tensión algunos de los pilares fundamentales de la política siniestra del gobierno libertario:
- Por un lado, pone en debate la defensa del cuidado de las infancias, defenestrada por el gobierno de Milei.
- En segundo término, la defensa de la salud pública de calidad y universal como derecho indiscutible.
- La tercera es el cepo al salario y el reclamo básico de tener, como punto de partida, un ingreso que esté por encima de la canasta básica familiar.
- Al mismo tiempo, en la medida en que las organizaciones que conducen la lucha implica la movilización como recurso fundamental, el debate sobre el espacio público y el derecho a la protesta vuelve a cobrar toda su vigencia.
- Por las características que representa especialmente la APyT (Asociación de Profesionales y Técnicos) junto al resto de los colectivos que articulan y encabezan este movimiento, que se sintetiza en un sindicalismo independiente, sin burocracia, decidiendo todo en asamblea de trabajadores y por lo tanto, actuando con total independencia de gestiones y gobiernos de turno, también desorientan a la pandilla gobernante. No sirven ni amenazas, ni extorsiones.
- Este movimiento, objetivamente, también, coloca en escena un debate clave. El gobierno presume de importarle poco, ya que, apuesta esencialmente al apoyo virtual en redes sociales, la opinión pública mayoritaria. Sin embargo, el reclamo del Garrahan no solo recoge un amplio apoyo social en quienes se oponen a Milei, sino que evidentemente tiene consenso en sectores que han votado a este gobierno y que consideran que el ataque al Garrahan es un límite que no se puede admitir.
- A pesar del rol de las centrales obreras, particularmente de la CGT, al no acompañar orgánicamente el reclamo que llevamos adelante, la coordinación por abajo que el Garrahan está logrando aglutinar, y que fue clave para conquistar la convocatoria multitudinaria en Plaza de Mayo, el último jueves, también pone en escena un factor al que hasta ahora el gobierno nacional tampoco había enfrentado. En casos anteriores fueron acciones esporádicas, o como en el caso de jubilados, que, aunque recogen una enorme simpatía social, todavía no han logrado concitar movilizaciones del peso social sostenido en el tiempo, que sí logramos desde nuestro equipo de salud.
Todo eso está planteando un marco novedoso para el gobierno de Milei y Lugones, que responden con los mismos recursos que hasta ahora les sirvieron para aislar o derrotar luchas y reclamos legítimos. Pero que en el caso del Garrahan no les está funcionando. Por eso, a los protagonistas de este movimiento histórico, se les plantea una responsabilidad y una oportunidad inédita como colectivo de trabajadores.
Una plaza multitudinaria de unidad en la diversidad: el mérito del Cabildo Abierto
La Plaza del 17 de julio y sus expresiones de solidaridad en todo el país, con puntos altos como en Rosario, la Patagonia, más de una acción en Córdoba, el NOA, Entre Ríos y otros lugares, fue el resultado de una orientación desde la conducción del movimiento en el hospital y por mandato de la asamblea de todos los trabajadores.
Con el eje en la defensa del hospital (lo cual incluye el salario y las residencias como trabajo con derechos) y la salud pública, en términos generales, se convocó ampliamente a diversos sindicatos, colectivos sociales, territoriales, estudiantiles, de derechos humanos, fuerzas políticas, personalidades de la cultura, de la ciencia, a construir una acción. Que, sin diluir el reclamo central como factor aglutinante, fuera abarcativo de las muchas causas justas, hoy violentadas por la política que gobierna el país.
En este sentido, el Cabildo Abierto como espacio de coordinación, con un recorrido que lo retrotrae a su fundación, allá por finales de 2023, antes del triunfo de Milei, pero previendo una dinámica de país profundamente polarizado y un escenario muy complejo y nuevo, a partir de la asunción de un gobierno ultraderechista, enemigo de mucho o todo lo que está bien, fuimos logrando fortalecer ese espacio de unidad de acción. Primero de organizaciones de la salud (UTS de Córdoba, FESPROSA y otros), sindicatos del sector independientes del AMBA (ALE de enfermería, AGIHM, seccionales de oposición en CICOP, la Junta Interna del Hospital Roffo, sindicatos de base de Federación de Profesionales de CABA, entre otros), pero también de distintos lugares del país. Que, en distintos momentos de este recorrido, de más de un año y medio (casi dos años), jugó un papel positivo, incluso siendo clave en nuestra opinión, en relación a la Plaza del último jueves. Ya que, después de la asamblea, que nos mandató para convocar a diversos sectores, desde la conducción de APyT, pero también invitando a la Junta Interna de ATE y el colectivo de Autoconvocados del hospital, se hizo un llamado muy amplio al que respondieron decenas de sindicatos y organizaciones de los más diversos campos y pertenencias ideológicas. Con ellos se construyó el impulso de lo que terminó siendo una acción potente, contundente, de alcance federal y profundamente independiente de cualquier gobierno.
En este sentido, reivindicar el Cabildo Abierto, fortalecerlo como instancia permanente de coordinación, respetando las identidades de cada componente, es una conclusión que deja esta etapa que se está cerrando.
Un debate necesario: polémica con el “Foro de Salud” y la conducción de CICOP
Como es lógico y sin dramatizar, todo proceso de construcción de una diversa y amplia unidad, es decir, lo que normalmente se denomina “unidad de acción”, requiere paciencia, tolerancia, firmeza y también capacidad de hacer el esfuerzo por contener a los múltiples actores que, con predisposición, quieran ser parte de una lucha positiva a partir de un acuerdo programático claro. Con ese espíritu nos abocamos a la tarea de discutir con distintos sectores de cara a la movilización del 17.
Con uno en particular tuvimos polémicas hasta el día mismo de la convocatoria, y es con el llamado Foro de la Salud, referenciado políticamente con el gobernador Kicillof en la provincia de Buenos Aires y la conducción de CICOP (sindicato de los profesionales de la salud, también del mismo distrito). Nuestro planteo básico era que la convocatoria debía partir de la defensa del reclamo del hospital Garrahan, incluir la salud pública y todas las luchas. De hecho, fue la consigna de “la barredora”, que propusimos como consigna de unidad para la movilización. Es decir, no excluir a nadie en la convocatoria, jerarquizar el Garrahan, por ser el punto más alto de la movilización que está enfrentando al gobierno de Milei (es la que más apoyo social tiene y por lo tanto potencial), para aprovecharla como punto de confluencia que lograse apalancar otros reclamos. Y que, pechando por el triunfo del Garrahan, abrir un cauce, que permitiera inclinar las relaciones de fuerza a favor de múltiples causas, hoy enfrentadas a la política siniestra del gobierno nacional.
Así lo razonó la APyT, así lo explicó y así se lo planteó a todos los sectores, incluyendo al Foro de Salud. Sin embargo, desde este sector, pretendía que el Garrahan, como bandera y reclamo, quedara disuelto en la consigna “por la defensa de la salud pública” en general. Un error político que hubiera cambiado la naturaleza de la movilización, ya que, desde el primer momento estuvo claro no porque los trabajadores del Garrahan tuvieran la “franquicia” y el monopolio de la convocatoria, pero fue un hecho que salió de una asamblea de ese hospital y que, además, siendo el punto más avanzado en la confrontación a Milei, debía tener un destaque encabezando la columna. Y articulando a partir de ahí, el sistema de consignas y reclamos en la Plaza sin ocultar a nadie. Ya que, la instalación mediática, el peso social del reclamo, la convocatoria desde Salta hasta Tierra del Fuego, tenía esencialmente que ver con el Garrahan, porque las circunstancias en esta etapa se dieron así. Por eso, la insistencia con este formato, que tensó el debate hasta último momento. De cualquier manera, de parte de la APyT y aliados en la unidad lograda en el hospital, se hicieron los máximos esfuerzos por evitar que la movilización se debilitara con algún sector que no participara o se cortara solo, y afortunadamente eso no ocurrió y la acción se concretó de forma muy potente en la Plaza.
Sin embargo, no queríamos dejar de marcar esta polémica que no es menor, “no es de cartel”, sino que tiene que ver con una concepción de cómo encarar efectivamente un proceso de movilización que tiene un protagonista excluyente, a partir del cual, tirar del conjunto de los reclamos para que todos se fortalezcan. De hecho, cuando el reclamo fue de la comunidad universitaria, el conjunto de los sectores que acompañamos, incluyendo el Garrahan, no dudamos en cuestionar que la confluencia era a partir de la defensa de la universidad pública. O cuando el presidente Milei atacó a la comunidad LGBT, el 1F, también confluimos detrás de los colectivos del sector. O cada 24 de marzo son las organizaciones de derechos humanos, lógicamente, las que articulan la convocatoria y el reclamo, y nos parecía casi de una obviedad de manual, que en este caso fuera igual. Y así lo defendimos, sin ningún sectarismo, hasta el final, sin el más mínimo espíritu corporativo. Creemos que fue un acierto para resaltar y fraternalmente no queríamos dejar de traducirlo como una conclusión más para lo que se viene.
¿Cómo seguir después de la plaza multitudinaria del 17?
Después de la Plaza del 17, evidentemente la vara subió y por lo tanto tenemos que pensar a partir de ahora el desafío de cómo se supera lo hecho. La próxima etapa tiene que tener, como mínimo, alguna de las siguientes claves:
- Por un lado, acciones de carácter lo más masivo o multitudinario posible que amplifiquen el reclamo, que lo generalicen. El aislamiento es nuestro peor enemigo.
- Segundo. La coordinación unitaria, en la diversidad y cada vez más nacional, es otra clave. Si el Cabildo Abierto funcionó como experiencia, hay que fortalecerlo y nacionalizarlo.
- Tercero. Necesitamos una acción de alcance federal, nacional, más masiva y más popular que la que conquistamos el 17. A la vez, tenemos que seguir emplazando a la CGT: hace falta un paro nacional, sí o sí.
- Por último, se vienen varias fechas importantes y emblemáticas como el día de las infancias, el 17 de agosto, o el 25 del mismo mes, que es el día de nuestro hospital. Tenemos que pensar cómo tomamos estas fechas para llenarlas de contenido y transformarlas en nuevas jornadas de defensa de nuestra causa.
- Finalmente, necesitamos multiplicar la experiencia de las brigadas de voluntarios y voluntarias por el Garrahan, que, con padres, estudiantes y trabajadores del propio hospital, llegaron a otros hospitales, fábricas, universidades y barrios. El camino es por ahí para las próximas semanas.
En definitiva, no hay margen para dar ningún paso atrás.
Mariano Rosa – Coordinación Alternativa Salud – Colectivo de Trabajadores