El economista Ismael Bermúdez señaló que el gobierno de Javier Milei intentará contener la suba del dólar mediante un aumento de las tasas de interés en pesos, pero alertó que si la cotización supera ampliamente los 1.300 pesos, el impacto sobre la inflación será “muy fuerte”. “El escenario económico después de las elecciones va a depender mucho del resultado electoral”, observó en Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) y Radio JAI (FM 96.3).
Ismael Bermúdez es periodista y licenciado en Economía. Escribe en la sección Economía y en el suplemento económico del diario Clarín desde hace décadas. Es docente de la Facultad de Ciencias Económicas en el posgrado Especialización en Periodismo Económico en la Universidad de Buenos Aires. Fue colaborador de la revista Noticias entre 1994 y 1997. Recibió el premio Konex por su labor periodística en más de una oportunidad. Ayer, publicó en Clarín un artículo titulado con una pregunta sugerente: Jubilaciones: ¿hay plata para pagar lo votado por el Congreso?
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Cuando uno habla con cualquier economista, lo primero que se dice al hacer la pregunta de si hay plata para tal cosa, es que el dinero es fungible. No se puede decir que hay plata para esto o plata para lo otro: hay plata. Se la utiliza para una cosa o para la otra. El tema es si el total de plata que tiene la Argentina dentro de este sistema económico permite que sea sostenible el plan económico y lo votado por el Congreso. A priori, parece difícil. ¿Es sustentable el plan económico en su conjunto, más allá del tema de las jubilaciones?
Estamos atravesando un momento muy crítico, especialmente en el frente externo, por el hecho de que el dólar se está moviendo y el Gobierno busca evitar que siga subiendo el dólar oficial, aumentando en forma grosera las tasas de interés en pesos. Eso tiene un costo fiscal enorme, porque estamos hablando de tasas de interés que superan el 50% anual, o el 4% mensual, frente a una inflación del 1,6%. Esos intereses relativamente en el breve plazo se van a empezar a sentir en las cuentas públicas. Y para financiar este incremento grosero de las tasas de interés, el Gobierno va a seguir apelando a la motosierra, perjudicando, entre otros, a los jubilados, pero sobre todo hoy por hoy, a todo el sistema de salud, con el Garrahan ahí a la cabeza.
A pesar del préstamo extraordinario del Fondo Monetario Internacional, las cuentas externas están en rojo. Es decir, son más los dólares que se van que los que ingresan. Estamos ahora en un periodo donde la oferta de dólares, proveniente del campo, aminora. Por otro lado, la salida de dólares se agiganta, porque la Argentina está importando de manera muy, pero muy fuerte, porque los costos de producción, en términos de dólares, son mucho más altos que en el exterior. Eso facilita la entrada de importaciones, que están creciendo a un ritmo del 30 o 40% interanual, mientras el turismo y los tours de compra se han agigantado de manera muy fuerte. Lo que se conoce como el balance cambiario, o la balanza de pagos, tiene un rojo muy fuerte que el Gobierno está financiando, tomando más deuda: ahora está esperando un desembolso adicional del Fondo de 2.000 millones y giros por parte del Banco Mundial y del BID. Estamos en una coyuntura donde la propia actividad económica interna, por la caída del consumo y por la oferta de importaciones tan, pero tan abultada, hace que la actividad económica esté prácticamente planchada, con el dato que se conoció ayer del INDEC, que en mayo, en relación con abril, hubo una caída del 0,1%.
¿Cuál es tu perspectiva de esto hacia adelante? ¿Cómo te imaginás que se llega a las elecciones y qué podría hacer el Gobierno después de las elecciones? ¿Cuáles son los escenarios que te resultan más probables?
De aquí a las elecciones daría toda la impresión de que el Gobierno va a insistir con tratar de tener controlado al dólar, aplicando estas tasas de interés elevadísimas, con un costo fiscal enorme, por el hecho de que, en determinado momento, si el dólar sigue superando el techo de 1.300 pesos, se va a sentir de manera muy fuerte en la inflación. Y como el caballito de batalla del Gobierno es el tema de la inflación, está poniendo toda la carne allí. Por otro lado, creo que las cuentas externas van a seguir en déficit. Estamos ahora con un boom de turismo argentino al exterior, y el turismo extranjero a la Argentina prácticamente no se mueve porque la Argentina es muy cara en dólares para los extranjeros. Aparte, ahora vencen 830 millones de dólares de intereses que hay que pagarle al Fondo Monetario Internacional. Y por otro lado, el boom de importaciones, en lugar de detenerse, se está acelerando. Entonces, de aquí a las elecciones creo que este va a ser el panorama: chatura en los salarios, chatura de las jubilaciones, porque el bono va a seguir congelado con lo cual van a seguir perdiendo poder de compra porque están teniendo un ingreso inferior a la inflación.
Y la economía después de las elecciones va a depender mucho del resultado electoral. El Gobierno aspira a tener una representación parlamentaria un poco más amplia para encarar dos temas importantísimos, como puede ser el tema de la reforma laboral y la reforma previsional. No quiere adelantar los términos de esas reformas ahora, porque van a acentuar enormemente la precarización laboral y va a ser muy negativa para los futuros jubilados. El objetivo del Gobierno es aumentar la edad jubilatoria, eliminar los regímenes especiales que tienen los docentes y los docentes no universitarios o Luz y Fuerza, y establecer una suerte de jubilación proporcional a los años de aportes. Con lo cual, con el nivel de informalidad enorme que tiene la Argentina —más del 40%—, significa que el grueso de la población va a tener jubilaciones todavía mucho más bajas que las actuales que están afectando a 5 millones de jubilados, que son los que cobran haberes mínimos.
¿Cómo se pueden llegar a aprobar esas leyes? ¿Está dentro del terreno de lo posible?
Ese es el objetivo del Gobierno. El hecho de que lo planteen para después de las elecciones es porque ellos apuestan a incrementar la representación parlamentaria y, de esta manera, tener los votos suficientes, más la oposición llamada dialoguista, que en gran parte coincide con estos objetivos sobre reforma laboral y la reforma previsional. Además, esas reformas están comprometidas con el Fondo Monetario Internacional. Cuidado con eso.
¿Creés que esta suba del dólar y la inexistencia de inversiones en la proporción que se esperaba con el RIGI, al mismo tiempo que la carencia de inversiones locales de los empresarios argentinos, es una especie de voto anticipado del mercado respecto de que esas reformas no van a poder ser aprobadas, aunque La Libertad Avanza termine sacando un 40 % de los votos?
Lo que estoy viendo es que los grandes sectores empresarios, al margen de las diferencias que puedan tener con el Gobierno en otros temas, están pidiendo a gritos la reforma previsional y la reforma laboral.
Sí, pero el punto es la desconfianza respecto de que las puedan llevar adelante. Menem tuvo que convencer a muchos para hacer las cosas que hizo, además de tener mayorías. Pareciera que este Gobierno no tiene los números, y después no tiene la capacidad de convencer a las demás personas. O las vence o no puede hacer más nada.
Vamos a ver cómo van a ser las elecciones de octubre. En principio, creo que son reformas que afectan el derecho laboral y previsional. Pero me parece que vamos a tener que esperar a octubre para ver, en función del resultado, si esas reformas pueden llegar a ser implementadas por el Gobierno.
Le seguís asignando posibilidades de que, dependiendo del resultado electoral, sucedan.
Sí.
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Después de las elecciones, se libera el cepo definitivamente. Es decir que las personas jurídicas, no solamente las personas físicas, puedan comprar dólares. ¿Qué te parece que va a pasar con las bandas? ¿Se acaban las bandas y directamente el dólar va a fluctuar por oferta y demanda? ¿Y habrá una devaluación discreta, como dicen los economistas?
En principio parece que ese podría ser el panorama. Todo también va a depender muchísimo del nivel de atraso que tiene el tipo de cambio hoy por hoy en la Argentina, que es muy fuerte. Al mismo tiempo, el Gobierno no lo puede modificar, porque se trasladaría directamente a la inflación y el plan económico estaría haciendo agua por todos lados. No olvidemos que el préstamo del FMI vino a rescatar al Gobierno, que en el mes de marzo estaba perdiendo reservas todos los días, del orden de 200 o 300 millones. Pero aun así, para que se vea la magnitud de la crisis, a pesar de todo ese auxilio extraordinario, hoy el frente externo de la Argentina está totalmente en un terreno negativo. Y creo que en los próximos días eso se va a ir acentuando de aquí a las elecciones. El resultado de las elecciones va a permitir ver qué nuevo panorama político, económico y financiero se abre. En función de eso creo que el Gobierno va a implementar o no estas medidas que están comprometidas con el Fondo Monetario Internacional.
Elizabeth Peger: ¿Cómo vamos a llegar a octubre? ¿Cómo va a estar la sociedad respecto de la situación y el escenario económico?
El tema político electoral es muy complejo hoy en la Argentina, porque frente al Gobierno hay una oposición fragmentada y bastante colaboracionista. Eso, por un lado. En segundo lugar, ya hay síntomas de deterioro económico muy fuertes, como el incremento de la morosidad en tarjetas de crédito o el aumento de cheques rechazados. Por otro lado, una parte importante de la población, como no ve alternativas políticas al actual Gobierno, está optando por no ir a votar. Con lo cual, es muy probable que de aquí a octubre eso incluso se profundice. Es una forma de repudio al sistema político, tanto oficial como opositor, porque evidentemente no están viendo ninguna alternativa al actual Gobierno. Ese me parece que es el gran punto débil que tenemos hoy por hoy en la situación política: la falta de emergencia de una oposición creíble. Porque gran parte de los que se presentan a las elecciones cargan con fracasos muy importantes en la implementación de la política económica.
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