Karyna A.R. fue, durante varios meses, una figura codiciada dentro de un circuito cerrado: el de los viajeros que buscaban volar barato en clase ejecutiva. Ofrecía pasajes a precios irrisorios y, con una retórica pulida, convencía de que todo era legal: los boletos pertenecían, según decía, a un beneficio exclusivo que las aerolíneas daban a sus empleados jerárquicos. El negocio creció por recomendaciones y mensajes de WhatsApp hasta que, de golpe, se desplomó.
El contacto con Karyna empezaba siempre de la misma forma: un audio explicativo. Con tono amable pero seguro, detallaba cómo funcionaba el sistema, que, según ella, se basaba en tickets “Sublo” de Iberia y American Airlines. Los boletos, decía, provenían de empleados con más de 12 años de antigüedad y eran revendidos con asiento y valija incluidos. Los precios iban de los 1000 a los 2000 dólares, un 50% menos que en las páginas oficiales.
En el audio que recibían los interesados, Karyna les explicaba que podían indicarle una fecha con hasta 50 días de anticipación, pero que el sistema decidiría el vuelo exacto, tanto de ida como de regreso. También detallaba los destinos disponibles: principalmente Madrid, Frankfurt y Roma, con escalas breves y una flexibilidad inusual para quedarse incluso hasta cinco meses en destino.
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Además de vender pasajes individuales, ofrecía membresías anuales por 7 mil dólares que supuestamente habilitaban vuelos en primera clase con descuento garantizado. Todo era presentado como un beneficio de confianza: hablaba de “cupos limitados” y de compradores frecuentes que adquirían boletos sin tener definida la fecha de viaje, solo para asegurarse su lugar.
Los acuerdos eran de palabra. Si alguien insistía en un comprobante, Karyna enviaba un PDF hecho en Word con el monto pagado. A su lado trabajaba una asistente personal, de nombre Luz, que se ocupaba de cuestiones administrativas y ahora dice haberse sentido también estafada: le compró un pasaje que nunca llegó a recibir.
Cuando el sistema dejó de funcionar y los boletos dejaron de emitirse, Karyna desapareció. Los mensajes no se respondían y la mujer, según contaron varios damnificados, alegó haber tenido un “pico de estrés”. Hoy la investiga la Fiscalía N° 58 por una estafa que habría afectado a decenas de personas. Nadie sabe dónde está.
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Un esquema sostenido en la ilusión
Lo que más llamaba la atención era la solidez del relato. Karyna no improvisaba: conocía códigos de aerolíneas, mencionaba beneficios reales que tienen algunos empleados jerárquicos y hasta daba ejemplos creíbles sobre cómo se gestionaban los tickets. Esa apariencia de dominio fue lo que convenció a decenas de personas, muchas de ellas habituadas a viajar por trabajo o placer.
Los pasajes se entregaban una semana antes del viaje, con código de reserva, apellido del pasajero y horario. En algunos casos, los boletos efectivamente existían: hubo viajeros que lograron subir al avión. Eso mantuvo la ilusión en pie por varios meses, hasta que empezaron a acumularse los casos de personas que quedaron varadas sin ticket, con las valijas ya armadas.
Uno de los testimonios más difundidos fue el del usuario de X (ex Twitter) @HubertoBourlon, quien relató el caso bajo el seudónimo “El Guiso” y recopiló decenas de historias de damnificados. Varios de ellos contaron que no sólo compraron pasajes, sino que fueron incentivados a revenderlos con una ganancia, lo que amplifica el alcance del esquema.
Otra usuaria, identificada como @ezeARGY, denunció que Karyna no solo incumplió con los vuelos que le prometió, sino que utilizó su nombre y el de sus familiares en operaciones ajenas. “El daño que nos causó es tremendo”, escribió en un posteo. Desde la Fiscalía N° 58 confirmaron que analizan responsabilidades individuales y que la causa continúa en etapa de instrucción.
La mayoría de los damnificados entró al esquema por confianza. Alguien de su entorno lo había probado, y eso bastaba como validación. Nadie imaginaba que detrás no había ningún empleado, ni ningún acceso real al sistema de beneficios. Solo una historia bien contada, vendida como si fuera un secreto que pocos conocían.
TC/ML