Este fin de semana del Día del Trabajo (Labor Day), los estadounidenses disfrutarán de los precios de la nafta más bajos desde 2020, un hecho que fue atribuido directamente a la política energética del presidente Donald Trump.
Según el sitio especializado GasBuddy, el precio promedio nacional de la gasolina se espera en USD 3,15 por galón (3.79 litros), una disminución de 14 centavos respecto al mismo feriado en 2024 y una cifra apenas más baja que los USD 3,16 registrados en 2021.
El último año en que el combustible fue significativamente más barato fue 2020, en plena pandemia de COVID-19, cuando los precios rondaban los USD 2,22 por galón. Desde entonces, los precios se han mantenido elevados hasta este verano, cuando comenzaron a bajar notablemente.
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La portavoz adjunta de la Casa Blanca, Taylor Rogers, celebró la caída de precios como un éxito de la gestión energética del presidente Trump. »Desde el Día de los Caídos hasta el Día del Trabajo, los estadounidenses han ahorrado significativamente en combustible gracias a los precios más bajos en cinco años. El presidente Trump prometió liberar la energía estadounidense y hacer la vida cotidiana más asequible para las familias, y cumplió», afirmó.
Patrick De Haan, jefe de análisis de petróleo de GasBuddy, explicó que este ha sido »el verano más asequible para viajar por la ruta desde la pandemia», gracias al aumento de ingresos y la caída en los precios del combustible.
No obstante, advirtió sobre posibles desafíos futuros, como la temporada de huracanes y la incertidumbre en torno a temas comerciales, arancelarios y la guerra en Ucrania. Aun así, se mostró completamente optimista de que los precios seguirán bajando con la llegada del clima más frío en otoño.
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El descenso en los precios ha sido especialmente significativo si se compara con años anteriores. En 2023, el precio promedio para el Día del Trabajo fue de USD 3,29 por galón, mientras que en 2022 los precios alcanzaron niveles récord cercanos a los USD 5 por galón, impulsados en parte por las políticas energéticas restrictivas del entonces presidente demócrata Joe Biden.
Durante la administración Biden, se implementó una agenda ambiental agresiva e inútil que limitó la producción nacional de petróleo. Entre las medidas más criticadas por el sector energético se encuentran la suspensión de nuevos permisos para perforación en tierras federales, la cancelación del proyecto del oleoducto Keystone XL y la imposición de regulaciones estrictas sobre refinerías y producción de combustibles fósiles.
En contraste, el regreso de Trump a la Casa Blanca trajo consigo más de 200 acciones ejecutivas orientadas a reactivar la producción doméstica de petróleo y gas. Entre estas se incluyen la expansión de licencias para exploración en aguas federales, la flexibilización de regulaciones y el fomento de acuerdos con estados tradicionalmente demócratas como Nueva York para ampliar la infraestructura energética.
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