Blindaje, deuda y sumisión: Milei llega al 26O sostenido por Washington

A pesar de un inusitado despliegue de anuncios, posteos en redes sociales, e intervenciones puntuales para frenar al dólar, el respaldo electoral de Donald Trump a Javier Milei no alcanzó para disipar las dudas sobre el esquema cambiario. Tampoco se despejó el fantasma del default, el riesgo país permanece por encima de los 1.000 puntos.

Desde su primera intervención en el mercado cambiario local, el Tesoro de Estados Unidos habría inyectado U$S 1.800 millones para mantener al dólar mayorista debajo del techo de la banda, según estima el economista Amilcar Collante. A Bessent lo corrieron: el experto en monedas que quiso “comprar pesos baratos para vender caro” no logró contener la presión. El tipo de cambio siguió subiendo, y el mayorista cerró a $1.479 este jueves. El dólar minorista Banco Nación se vendió a $1505, el blue a $1.525 y el MEP a $1.533.

“Argentina se está muriendo”, fue la frase con la que Trump justificó el rescate financiero y político a su aliado en la región. Tras esas declaraciones incendiarias llegaron más anuncios:

 También el banco que empleó al ministro Luis Caputo y gran parte de su equipo, encabeza las negociaciones para un crédito de u$s20.000 millones con Bank of America, Goldman Sachs y Citigroup. Los bancos internacionales exigen que el Tesoro estadounidense sea garante en este negocio.

En la recta final, el apoyo electoral a Milei por parte de Trump y también de J.P. Morgan viene acompañado de un festival de endeudamiento y nuevas oportunidades de negocio para el gran capital. Todo con un solo objetivo: llegar a las elecciones legislativas de este domingo. El economista de cabecera del gobierno, Ricardo Arriazu, lo resumió diciendo:“Si las elecciones salen mal, se acaba el apoyo de Estados Unidos y el dólar se va a cualquier nivel”. La confusión es mayúscula; la desconfianza, también. En los mercados, la demanda por cobertura electoral ya descuenta un ajuste cambiario a partir de este lunes.

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¿Por qué el círculo rojo banca a Milei?

Hace pocos días tuvo lugar el 61 ° Coloquio de IDEA, que reúne a la cúpula empresarial del país. La reforma tributaria y laboral fueron temas abordados en el evento, que a diferencia de otros años tuvo un bajo perfil. Mariano Bosch (Adecoago), Horacio Marín (YPF), Martín Migoya (Globant), Ignacio Bartolomé (GDM) Luis Galli (Grupo Newsan), Nicolás Braun (Supermercados La Anónima), Roberto Murchison ( Grupo Murchison), Rosendo Grobocopatel (Constelaciones) fueron parte de la lista de asistentes junto a funcionarios y gobernadores.

El periodista especializado en economía, Esteban Rafele fue a cubrir el Coloquio, y consultado por este medio sobre las principales propuestas resaltó que esta vez los empresarios no hablaron directamente, se expresaron a través de especialistas. “Matías Surt, de Invecq, señaló que la reforma tributaria debe eliminar impuestos distorsivos —como el impuesto al cheque y, a nivel subnacional, Ingresos Brutos y las tasas municipales”. Rafele señala que otro tema que fue parte de la agenda de conversaciones con el Gobierno, sería la implementación de una especie de impuesto a los bienes provinciales. “Que cada provincia recaude impuestos patrimoniales más altos o más amplios, ya sea con subas de los impuestos automotor e inmobiliario que actualmente recauda, o con una especie de “Bienes Personales provincial”. Para eso, el Estado nacional se correría de Bienes Personales —ya redujo alícuotas—, eliminando definitivamente ese impuesto para pasarle esa caja a las provincias.”

Sobre la reforma laboral Rafele afirmó que “los empresarios quieren lograr acuerdos por empresa que primen por sobre los acuerdos por rama de actividad, y tienen el guiño del Gobierno para avanzar con eso. Esto es algo que no estaba ni siquiera en el DNU 70.” Este miércoles en la Comisión de Presupuesto y Hacienda de Diputados, Julio Cordero (secretario de Trabajo) confirmó que la propuesta oficial incluye la implementación de convenios por empresa. “Pero eso es sólo una parte. La otra parte es introducir cambios en el derecho de huelga, que le den más gobernabilidad a las empresas para aumentar la productividad.”

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El periodista adelantó que los empresarios cuestionan la ultraactividad de los convenios, “quieren que los convenios que vencieron no se prorroguen indefinidamente. Eso obligaría a las partes a tener que sentarse a negociar nuevos convenios y, en esos nuevos convenios, lo que dicen los empresarios es que podrían quitar cuestiones como gastos por sepelio familiar, entre otros.”

El círculo rojo banca a Milei, a pesar de las pérdidas coyunturales que algunos puedan registrar en sus balances, porque coinciden en un mismo rumbo: profundizar la explotación laboral para aumentar sus ganancias. Como explicó Rafele discutir la jornada laboral o los bancos de horas son cuestiones que tienen que ver con una flexibilización más cruda. “Y en ese condimento entra esto de los salarios dinámicos que mencionó Cordero, básicamente lo que está prometiendo es darle a las empresas más margen para negociar salarios uno a uno, en función de la productividad, el desempeño, el mérito. Lo que dice es que las paritarias hoy funcionan como techo y no como piso, y que eso debería cambiar. Los laboralistas que defienden a los trabajadores advierten que, en realidad, hoy la paritaria es un piso, no un techo, y que lo que quieren hacer es bajar ese piso para darles a las empresas más margen para definir salarios en estos convenios más por empresa o mano a mano, que licuarían la negociación colectiva.”

Esta ofensiva sobre el salario se plantea sobre una situación ruinosa para los trabajadores con paritarias planchadas y recortes. Un informe de la consultora Equilibra sostiene que bajo el gobierno de Milei “ los asalariados privados y públicos registrados, y jubilados sufrieron, en promedio, una pérdida acumulada equivalente a dos meses de ingresos. Dicho de otro modo, durante los primeros 20 meses de la gestión Milei, resignaron el equivalente a 2,1 meses de ingresos.”

A este empresariado también le habló Axel Kicillof en una reciente charla en La Plata, durante la presentación del libro El país que quieren los dueños, de Alejandro Bercovich. El gobernador peronista pronunció un discurso que parecía desnudar el funcionamiento rapiñero de los grupos económicos que amasan sus fortunas en el país, y buscan como no pagar impuestos. Señaló las contradicciones de ese empresariado —que incluye a los tecnomagnates como Marcos Galperín—, pero terminó apelando a su “patriotismo”, pidiéndoles que sean nacionalistas e inviertan en la Argentina.

Un Kicillof que pasa de la moderación a un giro más derechista, conciliador con un empresariado que intentará profundizar el ataque a los trabajadores, y torcer la relación de fuerzas a su favor. Mientras tanto, las centrales sindicales peronistas siguen dejando pasar el ajuste y el deterioro del salario. Frente a la nueva etapa que se abre, solo la izquierda plantea una oposición real, dentro y fuera del Congreso, impulsando la organización desde abajo de los sectores en lucha para enfrentar el saqueo en curso.

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El futuro llego hace rato

El gobierno acumuló una aplastante derrota en el frente financiero. El dólar se mantiene contenido artificialmente por la ayuda del “tío Scott”: fue la mano visible de Bessent la que permitió sostener el tipo de cambio en las últimas semanas.

En el frente social, crece el desencanto. Para los sectores populares no hubo milagro económico: primó el ajuste fiscal, el impacto de la desregulación de los precios de los servicios (tarifazos) y los salarios congelados que no alcanzan. Cada vez más personas buscan un ingreso extra, para llegar a fin de mes, mientras se endeudan con la tarjeta de crédito para comer. Los niveles de mora de las familias alcanzaron en agosto un 6,6%, mientras que para el financiamiento a las empresas se ubicó en 1,4% en el período. Como se observa en el gráfico se trata de un nivel récord en la serie desde 2008.

La debilidad política del gobierno, potenciada tras la derrota del 7 de septiembre (y los distintos escándalos de corrupción y narcotráfico) sigue siendo un elemento de fragilidad que pone en duda la capacidad de Milei para encarar la etapa de reformas. El resultado del 26O determinará las posibilidades de alianzas políticas. Sin embargo, el nivel de bancarrota, de injerencia de la Casa Blanca y del capital financiero internacional, es asimilable al momento de “blindaje” del año 2000.

El blindaje financiero puede durar por un tiempo: no resuelve los problemas de fondo, pero subordina el destino de las mayorías sociales a las exigencias y conveniencias de los acreedores internacionales. El rescate de Trump sigue sumando críticas, tanto de fracciones del poder en su propio país como de los medios económicos del establishment global, como The Economist, Financial Times o The Wall Street Journal.

El plan de Milei y Caputo mostró su agotamiento. La implosión de este modelo implica que, desde el lunes, algo va a cambiar. “La política cambiaria hacia adelante estará definida por la voluntad de Estados Unidos de seguir ayudando”, define la consultora 1816. El peronismo elige ocupar el rol de espectador del ajuste social. Ante la etapa que se viene, la elección de diputados y diputadas de izquierda es una enorme posibilidad para plantarse en el Congreso. Son bancas puestas al servicio del pueblo trabajador, que también acompañarán la lucha en las calles contra este plan ajustador y colonial.

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Son tiempos de probar medidas de otra clase, anticapitalistas: contraponer a la reforma laboral antiobrera una reducción de la jornada laboral a seis horas, cinco días a la semana, para generar puestos de trabajo genuinos. Denunciar la estafa del rescate electoral a Milei y por el no pago de la deuda odiosa, impulsando un gran movimiento antiimperialista para echar al FMI y frenar el saqueo de los recursos estratégicos que se planifica en Washington.

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