La histórica expedición del CONICET desnuda la paradoja argentina: ciencia de vanguardia sin apoyo estatal

A 3.700 metros de profundidad, mientras el sistema científico argentino se desmantela desde tierra firme, un grupo de investigadores liderado por el CONICET protagoniza una expedición sin precedentes en el Cañón Submarino de Mar del Plata. Desde el 23 de julio, a bordo del buque Falkor (too) y en alianza con el Schmidt Ocean Institute, la misión Talud Continental IV transmite en vivo, imágenes asombrosas del fondo del Atlántico: peces abisales, esponjas traslúcidas, corales multicolores y criaturas nunca antes vistas en su hábitat natural.

La campaña no solo fascina al público con su exploración científica, sino que expone el valor estratégico de la ciencia pública en Argentina, hoy amenazada por recortes presupuestarios que ponen en riesgo décadas de conocimiento y formación.

La transmisión en vivo, que comenzó con 300 espectadores y hoy supera los 300.000 diarios, captura no solo paisajes que parecen de otro planeta, sino también el entusiasmo genuino de los científicos que narran cada hallazgo.

Esto no les gusta a los autoritarios

El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.

Por primera vez en la historia, el Schmidt Ocean Institute cede el liderazgo científico a un equipo argentino. Conformado por más de 30 investigadores a bordo, parte de un grupo más amplio de 50 personas de todo el país que integran el GEMPA (Grupo de Estudios del Mar Profundo Argentino), del CONICET y universidades públicas.

“Ya habíamos estudiado esta zona con los buques del CONICET, pero nunca así. Esto es histórico. Ver cómo viven las especies en su ambiente natural, en tiempo real, es cerrar un rompecabezas de preguntas que teníamos hace años”, cuenta Gregorio Bigatti -biólogo, divulgador y referente del CONICET- a PERFIL.COM.

Hasta el momento, se relevaron más de 200 especies, muchas de ellas nunca antes registradas vivas en su ambiente natural. Entre los hallazgos más llamativos se encuentra una estrella de mar fucsia que se volvió viral por su parecido con Patricio Estrella, el personaje de Bob Esponja. También aparecieron corales de colores intensos -violetas, blancos y amarillos- en zonas donde no llega la luz, almejas rojas por dentro, y esponjas carnívoras con formas inusuales.

Uno de los hallazgos que más sorprendió al equipo fue un pepino de mar gigante y de color violeta que nada en lugar de desplazarse por el fondo, algo inédito para la especie. “Creemos que podría tratarse de una especie nueva”, contó Bigatti desde el Falkor. Como muchas de las criaturas recolectadas, requieren tiempo de análisis para confirmar si efectivamente son desconocidas para la ciencia. Pero el impacto visual -y científico- ya es incuestionable.

El corazón tecnológico de la campaña es el robot submarino ROV SuBastian, capaz de operar a 4500 metros de profundidad. Con luces, cámaras HD, brazos robóticos y redes especiales, el ROV permite observar, elegir y tomar muestras sin alterar los ecosistemas.

Pero lo más asombroso no está solo bajo el mar. Lo verdaderamente revelador es que esta hazaña científica ocurre en medio de un feroz desfinanciamiento estatal.

Gordo Dan aprovechó la expedición para denostar al CONICET

El proyecto lo ganamos por concurso, con nuestros antecedentes. El buque y parte del operativo los financia Schmidt Ocean Institute, pero el Estado argentino nos cortó todos los subsidios desde fines de 2023. Incluso devolvieron fondos ya aprobados del BID. Dependemos de fondos externos, que no son fáciles de conseguir”, denuncia Bigatti.

CONICET: recorte y fuga de cerebros

El deterioro de la ciencia pública bajo el gobierno de Javier Milei se refleja no solo en la falta de financiamiento, sino en el estancamiento estructural del CONICET: becas congeladas, ingreso de investigadores paralizado y salarios devaluados.

“Estamos perdiendo generaciones. Muchos colegas ya se fueron o están por irse. El país invirtió años en formarnos, y cada investigador que se va es un capital perdido. Este grupo, por ejemplo, incluye tres generaciones: mis directores, mis colegas, nuestros becarios. Ya estamos teniendo problemas serios para sostenerlo”, advierte el biólogo.

El desfinanciamiento del CONICET dificulta el avance de una investigación sobre anestésicos para pacientes con cáncer

Más allá del rigor científico, la campaña tiene un fuerte componente educativo y de divulgación. Se realizan conexiones en vivo con escuelas, museos y comunidades de todo el país. “Hoy hablé con un colegio de Misiones. Les mostramos el barco, los bichos, todo. Ya muchos chicos preguntan dónde se estudia biología marina. Eso nos emociona”, cuenta Bigatti.

Desde el ProyectoSub en Puerto Madryn, el GEMPA también impulsa proyectos de ciencia ciudadana y educación ambiental, con jóvenes como protagonistas. “Sabemos que los chicos enseñan en casa y son el futuro del planeta”, afirma.

Lo que se ve y lo que no: más allá del fondo del mar

Hasta ahora, los científicos encontraron muy poco rastro humano en la zona: apenas dos bolsas plásticas, una bota y restos de red. El resto es un ecosistema prístino, clave para la biodiversidad del Atlántico Sur y potencial área de protección genética.

Dr. Gregorio Bigatti, Investigador del CONICET

“Este lugar está casi virgen. Desde acá se reproducen muchas especies que luego migran a otras partes del mar argentino. Es fundamental seguir monitoreando esta zona, no solo para la ciencia, sino para la conservación y el manejo soberano de nuestros recursos naturales”, concluye Bigatti.

Mientras miles se fascinan con lo que la ciencia argentina revela desde el fondo del océano, esa misma ciencia se ahoga en la superficie por falta de apoyo. Talud Continental IV es un triunfo de la perseverancia, la colaboración y el conocimiento. Pero también una advertencia: sin financiamiento continuo, sin políticas públicas que prioricen la investigación, todo esto puede ser lo último que veamos.

GD/fl

Más Noticias

Noticias
Relacionadas